domingo, 5 de agosto de 2007

El bosque del cielo y el candelabro mágico


Capítulo II
El acertijo de Agustín

De camino a casa, rogaba porque mi madre no se hubiera dado cuenta de esta salida, porque si fue así, el reto nadie me lo arrancaría.
Al llegar, deje mi chaqueta morada y mojada cerca de la estufa, los zapatos en la puerta y el paragua colgado en el ropero.
Subí corriendo las escaleras y grité:
-¡Mamá! ¡Papá! ¡Está lloviendo!
Javier me escuchó y corrió a la pieza. Saltamos en la cama y nos acurrucamos asustados por tanto sonido que provocaba esta tormenta, que de hecho, en un minuto se había convertido en eso; en una tormenta.
De pronto, la luz se fue, y un silencio enorme inundó la casa.
-¿Isabelly? ¿Dónde estás? Decía mamá
El silencio continuaba
-¿Javier? ¡OH! ¡No jueguen conmigo!
Mientras por detrás del escritorio se escuchaban unas risas nerviosas.
¡Ya basta! ¡Traigan de inmediato unas velas de la cocina!
Temerosos de cualquier sonido, con los típicos miedos de un niño, bajamos lentamente las escaleras. Imaginando que un chillido nos perseguía y que bajo la escalera una mano saldría para agarrarnos los pies, corrimos más rápido de un rayo hacia la cocina.
¿Cómo podríamos encontrar una vela con esta oscuridad?
Y así, entre la noche, brilló un pequeño candelabro como si alguien lo hubiese llamado. Mi hermano por otro lado, ya había encontrado un par de velas más y una caja de fósforos.

-Subamos Isabelly, mamá nos espera.
-No, sube tú, yo me quedare un segundo más.
-¿Te quedarás? ¿Y para qué?
-No me hagas tantas preguntas, solo sube con mamá y papá, necesitan esas velas.
-Bueno, pero no te pongas a llorar luego si te da miedo subir las escaleras
¿De acuerdo?
-Una cara de molestia lo atacó y un suspiro lo recibió

Mientras Javier subía las escaleras, yo miraba fijamente este candelabro. No tenía idea que era lo que me llamaba la atención, aparte de su luz, obviamente.
Lo tomé y sentí que una corriente recorría todo mi cuerpo, como si lo que estuviera tomando fuese una lámpara, no un simple recipiente de velas. Sentí tanto ahogo sin explicación y me asuste a tal grado que boté el candelabro y salí corriendo.

-¿Hija? ¿Estás bien? -Preguntó papá.
Agitada respondí:
-Claro padre. Perfectamente.
Mientras mi hermano me veía con cara sospechosa.

Por la noche no pude dormir.

A la mañana siguiente, me bañé, comí algo y me senté en la ventana a mirar la lluvia. No era como todas, esta traía algo consigo. ¿Un mensaje tal vez?
Hacia brillar y destellar toda la habitación, rebotar y congelar el ambiente, hablar y contestar al mismo tiempo.
¿Algo le disgustaba?
Así parecía, así quería hacérmelo saber.
No, creo que estoy siendo muy egocéntrica.
¿Por qué precisamente a mí?

-¿Hablando sola otra vez hermanita?
-¡Hay! ¡Cállate!

A lo mejor tenía razón. Debía dejar de hablar con el silencio, la ventana, el espejo o todo lo que se me pusiera por delante.
Bueno, de todas formas no estoy loca.
¿Verdad?

-Durante veinte minutos mi mente voló por el universo sin encontrar información para traer a casa. Recordé las palabras de Mark. ¿Serían ciertas? ¿Será que realmente existe un camino a la libertad?
Y así me quede hasta el anochecer, cuando mi hermano me sacó de un brazo de esa silla. Ya comenzaba a asustar esta soledad, sobre todo porque no era mi costumbre.
Ó sea…más o menos-reí en silencio.

-¡Isabelly! ¡Baja a tomar once mi amor!
-¡Voy madre!
Y ese voy se convirtió en una bajada de escalera que demoró menos de cinco segundos. Al parecer tanto pensar me había abierto el apetito.

-¿Qué tanto hacías arriba niñita?-dijo mi padre.
-Pensaba, ¿Por qué?
-No lo se.
Y escucho que mi padre le susurra algo al oído a mamá dejando escapar una tímida sonrisa
-Parece que tu hija se enamoró.
-¡No es cierto!-dije.
-¡De acuerdo! Solo fue un simple comentario.
-¿Mamá? ¿Crees que pueda existir un mundo en el cielo?
-¿Un mundo en el cielo?-Mmh… No lo se hija.
Aunque cuando yo era muy chica, mi abuela solía decir que el mundo no terminaba en la puerta de tu casa, y que si tu deseabas con toda el alma encontrar nuevas cosas, nuevos paisajes, probablemente aparecerían. Que todo partía de tu corazón e imaginación, claro que con el tiempo estas cosas se van perdiendo y es lamentable. Que daría yo por poder crear esos mundos tras el espejo o los castillos de galleta bajo la cama.
-¿Tú hacías eso?- Pregunté algo sorprendida
-Claro, fueron años muy lindos. Hasta que crecí y la magia se fue.

Llegada la noche, bajé rumbo a la cocina por un vaso con agua. Sobre el mesón se encontraba el candelabro. Brillaba como una verdadera estrella. Era maravilloso.
Intenté no tomarle mucha atención, a lo mejor su luz era la que provenía de los faroles de la calle que al reflejarse con el vidrio hacia que este brillara.
Tome un vaso del mueble café, abrí la llave y lo llené.
Cuando estaba en la puerta de la cocina, ya camino a mi habitación, veo que este se ilumina totalmente.
Si era una broma de Javier, no era para nada graciosa.
Dejé el vaso sobre la mesa y camine sigilosamente hacia el, como un gato intentando atacar al ratón.
La noche estaba notablemente despejada, por lo que al mirar por la ventana, pude percibir que los faroles de la calle no estaban prendidos, sino que lo que iluminaba era la luna llena de un día de otoño.
Miré por diez segundos y tome rápidamente el candelabro.
-No paso nada-dije agitada.
¿De donde provenía esta misteriosa luz?
Tomé el vaso con agua y lo subí a mi habitación junto con mi nueva presa.
Sí, mi nueva presa, ya que había sido ¡Yo! la que lo capturo en la cocina.
-Y una cara de demonio salio sin intención-

Comí un par de galletas de coco y vi unos minutos televisión.
Cuando el sueño comenzaba a invadirme, el candelabro comenzó a brillar. ¡Esto ya parecía un chiste!
Lo tomé y comencé a ver que sus detalles no eran comunes para un simple candelabro.
¿Un duende? ¿Hadas? seres que en la vida había visto.
¿Cómo que nadie en la casa lo había visto?
O tal vez solo yo puedo hacerlo.
Indagué un poco mas sobre el, sus animales o esas cosas raras dibujadas no eran normales o por lo menos no de este planeta.
En el borde decía algo que parecía ser un acertijo, un mensaje o un mapa.
Quien sabe, pero decía así:

“No está más cerca del sol pero si más lejos que la razón,
Un reflejo es su mirada y un ser vivo su portal,
Una luz te guiará pero no conducirá, mas debes estar preparada para volar”


¿No está más cerca del sol?
Todo esta lejos del sol, excepto los planetas-Pensé.
¿A lo mejor se refería a un pájaro?
No, no lo creo porque se quemaría en el intento.
Espera, espera. ¿Intento?
¿¡Intento de que!?
Tal vez era esto a lo que se refería Mark.
Nombra la razón como el lo hacia.
Nombra el cielo. ¿La libertad?
¡Ay!