jueves, 2 de agosto de 2007

Porque Si

¡No me diga que me calme!- no a mi...dijo gruñéndole al médico de guardia.
Hicimos todo lo posible señor, su estado era complejo...Lo lamento.

Sabía que sus palabras eran ciertas, pero como aceptar que la mujer que ahora duerme en una sala verde opaco es aquella que no volveré a ver.

Me acerqué. Su rostro emitía un letargo que para nuestro pesar sería eterno.

¿Una sonrisa es lo que veo?...

Sus manos seguían tibias, era como recordarla en un día normal. Un Sábado tal vez, donde era ella quien se despertaba temprano a beber una tasa de café junto al sol vespertino, la que me sorprendía con su locuras, la que me tranquilizaba con estar sentada a mi lado.

Aquella que no pude proteger.

Ya no podré tenerla... no podre volver a hacerle el amor, a tocarla....a mimarla.

¡Por qué!_

Disculpame, por favor disculpame!...


Su cuerpo se transformó de un momento a otro.

Un tubo en tu boca, sangre en sus piernas...

¡Doctor! ¡Doctor!


Nadie se acercó.


¡Devuelvanmela!



1 comentario:

Joac dijo...

De a poco voy acostumbrándome a tu estilo peculiar de escribir. Como me acostumbro, lo entiendo. Como lo entiendo, lo disfruto. Como lo disfruto, lo encuentro bueno.
Felicidades.
Joac, Pirata Bardo.