domingo, 11 de marzo de 2007

Aletá sin frá

El agua que cubría sus pies no tenia el mismo color de cuatro meses atrás, estaba helada y parecía agria, como si es el sol la hubiese desteñido. Fue un duro regreso, todo había cambiado y claro, cuatro meses es un largo tiempo y más para un sueño que parecía eterno.

A Marhy rara vez le interesaba pisar dos veces el mismo sitio, decía que las vibras verdes se juntaban con las negras y las moradas con las amarillas; pero en fin, era bastante extraña como para querer analizarla. Mi madre decía que era mejor quererla que preguntarle barbaridades de las que luego ni las respuestas entendería.
Mi niñez junto a ella fue muy especial, de las que cuando creces presumes con tu jefe y por las noches las sueñas y añoras.
Eran noches de conversación intensa, “Cómo conquistar a Miguel” era una de ellas, comíamos palomitas de maíz y veíamos películas de terror con las que luego dormíamos bajo la cama tapadas con un cobertor azul de lana para que cuando le monstruo de hielo llegara no nos congelara; eran nuestras fantasías y así nos pasamos la infancia.
A los doce entramos a la escuela Claro Fugas en donde nos encontramos por sorpresa a Miguel.
Miguel Miranda era nuestro vecino y aún siendo pequeñas lo mirábamos por la ventana del balcón mientras el jugaba en su pieza. Fue por años nuestro amor platónico.

[Algún día será terminado]

3 comentarios:

Joac dijo...

Interesante, me gustan tus cuentos, sobretodo porque puedo entenderlos no difícilmente.
Me pregunto, habré sido, soy o seré el amor platónico de alguien?

Anónimo dijo...

=O
amores platonicos =O
noce es como mm frustrante pero pro a la vez xD(supongo)
lindo compo siempre xD
mm pelo rojo? noce pero demaas q se ve linda = =) xD
suerte en el cole ¬¬(martirio!!)
pero too bien xD
xaolnes bombines
bestito xD =)

Anónimo dijo...

que guay el cuento, me gusto tu estilo narrativo, es preciso y conciso, espero continuar leiendo más ^^, y sobre cuando vengan a viña ahi a su debido tiempo hay que ver para juntarnos =) cuidese mucho, adieu